
Las tarjetas regalo de Steam se han convertido en síntoma inequívoco de algo cada vez más preocupante: las estafas del amor
«Trabajo en una tienda en la que tenemos tarjetas regalo de Steam. Hoy una señora mayor vino dos veces y compró tarjetas por valor de 500 dólares. Resulta que se ha gastado 1.600 dólares en los últimos días. ¿Cómo es posible que alguien necesite tanto dinero para Steam?».
El mensaje lo publicaba una usuaria de Reddit que mostraba su preocupación por la señora, y sospechaba que quizás estaba siendo estafada. Lo más probable es que estuviese sucediendo justamente eso.
Es un caso de libro de estafa del amor.
Una que con los años, por supuesto, ha adoptado varias formas y ha acabado convirtiéndose en una epidemia. Este tipo de estafas suelen tener siempre el mismo modus operandi:
El estafador crea una identidad falsa para ganarse la confianza y el afecto de una víctima. Muchas de esas víctimas son personas mayores que se sienten solas y encuentran compañía (y esperanza de algo más) en esas conversaciones.
Suelen utilizar perfiles atractivos y crear relaciones emocionales intensas. Los estafores esquivan a toda costa una reunión personal. Siempre viven fuera, en una plataforma petrolera, o trabajan en las fuerzas armadas en algún país en conflicto.
Una vez se ganan esa confianza, solicitan dinero bajo diversas excusas. Por ejemplo, emergencias médicas, viajes o inversiones.
Precisamente la forma en la que requieren esos pagos es lo que varía. Uno de los métodos que utilizan algunos estafadores es el pago en criptomonedas, pero eso suele ser una vía compleja para personas mayores y sin conocimientos informáticos. En los últimos años un método se ha impuesto especialmente sobre los demás: las tarjetas regalo.
Estas tarjetas regalo —por ejemplo, de Steam, pero también de Google Play o Netflix, entre otras— son una forma perfecta de solicitar dinero porque, en primer lugar, son transacciones irreversibles, y en segundo, porque permiten a los estafadores ocultar su huella ya que son anónimas y muy difíciles de rastrear.
Un medio de pago peligrosamente ideal para estafores
Estas tarjetas son simplemente códigos que una vez están en poder del estafador pueden ser convertidas en dinero de distintas formas:
Las pueden revender en mercados grises de reventa online o en foros como Telegram. Además suelen revenderlas con descuento para atraer a los compradores
Las pueden canjear en cuentas de Steam falsas o de terceros, y luego pueden vender esos juegos como regalos a otras personas. Incluso pueden recargar saldo de cuentas falsas y luego revendérselas a gamers interesados en ellas.
También es posible que conviertan el saldo de esas tarjetas en criptomonedas. No directamente, sino a través de intermediarios que sí aceptan tarjetas regalo como forma de pago para criptoactivos.
O usan esas tarjetas de forma legítima y compran juegos o contenido digital que luego regalan. Eso les sirve para aparentar que son generosos en estafas posteriores en las que usan como cebo esos regalos.
En esas estafas del amor este tipo de tarjetas de Steam se convierten por tanto en una forma ideal de «facilitar» a la víctima que mande dinero y que lo haga además de una forma muy difícil de vigilar.
Las personas mayores son las víctimas preferidas de los estafadores —se han visto casos por doquier, algunos que van de notables a sencillamente extraordinarios— y por eso es importante tratar de alertarlas.
Aquí las tiendas y centros comerciales que venden este tipo de tarjetas deberían tener algún tipo de política para detectar compras demasiado frecuentes de estas tarjetas y para avisar a potenciales víctimas de este tipo de estafas. Para el resto de usuarios, una petición: no comprar tarjetas regalos mediante vías no oficiales: de lo contrario, es probable que estemos contribuyendo a que el problema no se mitigue.
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La noticia
Las tarjetas regalo de Steam se han convertido en síntoma inequívoco de algo cada vez más preocupante: las estafas del amor
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Xataka
por
Javier Pastor
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