Un estudio ha investigado cuántos microplásticos inhalamos a diario al respirar. Y tiene una desagradable sorpresa

Un estudio ha investigado cuántos microplásticos inhalamos a diario al respirar. Y tiene una desagradable sorpresa

De un tiempo a esta parte, los microplásticos parecen haberse colado en todas las áreas de nuestra vida: desde la lechuga que nos comemos en la ensalada, hasta incluso en los testículos de los hombres. Este polímero no solo se encuentra en la tierra donde se cultivan las verduras, en los océanos donde están los peces o en los manantiales de donde sale el agua que bebemos. Y es que la idea de que todas estas partículas están en el ambiente que respiramos cada vez se consolida más.

Ya en el pasado la revista ‘Nature’ publicó las primeras evidencias que demostraban que los microplásticos se encuentran en el aire que nos rodea. Pero ahora un reciente estudio francés publicado en la revista ‘PLOS ONE’ nos da más detalles sobre la concentración de estos polímeros que estamos respirando constantemente, y de cómo el coche es uno de los mayores focos a los que nos enfrentamos. La buena noticia es que esto da pie a soluciones para reducir su presencia.

La conclusión de este nuevo estudio son muy directas, pero también alarmantes: estamos inhalando una cantidad de microplásticos drásticamente mayor de lo que creíamos. Las estimaciones anteriores se han quedado cortas, muy cortas. La nueva cifra sugiere que un adulto promedio inhala unas 68.000 partículas de microplásticos cada día. Cien veces más de lo que se calculaba hasta ahora para el rango de partículas más peligrosas.

Un enemigo invisible que ataca nuestros pulmones

El problema de las mediciones que se hacían hasta ahora era una cuestión de vista. Los métodos más comunes en este tipo de detección, como es la espectroscopia infrarroja, son efectivos para detectar partículas de hasta 20 micrómetros. Sin embargo, se quedan completamente ‘ciegos’ con las partículas más pequeñas, que son conocidas como PM_10 (menores de 10 micrómetros), y que son las que más daños pueden llegar a hacer al pulmón al sortear los diferentes mecanismos de defensa que tiene el organismo.

Este nuevo estudio, liderado por la investigadora francesa Nadiia Yakovenko, ha utilizado una técnica mucho más precisa llamada espectroscopia Raman, capaz de ‘ver’ partículas de hasta un micrómetro, eliminando la limitación que tenía el espectrómetro convencional. De esta manera, tenemos un nuevo ‘zoom’ molecular que ha dejado ver que la situación de nuestro ambiente es mucho más alarmante de lo que se pensaba.

Aprovechando esta nueva técnica, la investigación se condujo en el camino de saber el lugar donde hay una mayor concentración de microplásticos. En el caso de un apartamento, la concentración media medida fue de 528 partículas por metro cúbico. Pero el problema fue a la hora de hacer la medición en el coche, donde la cifra se disparó hasta las 2.238 partículas por metro cúbico.

Gráfico de cajas que muestra la concentración analizada de microplásticos en coches y apartamentos. Se analizaron siete apartamentos y cinco automoviles.

De esta manera, el simple hecho de esta en el coche hace que estemos expuestos a una concentración de microplásticos cuatro veces superior a la que nos exponemos en nuestra propia casa. Y esto no se debe a otra cosa que a la cantidad de material sintético que tenemos en un coche, como por ejemplo salpicaderos de plástico, alfombrillas o tapicerías. Todo esto, sumado a un espacio muy pequeño y que puede estar sin ventilar durante muchas horas, lo convierte en el caldo de cultivo ideal para que el habitáculo se llene de microplásticos que respiremos en el momento de empezar a conducir. Porque la realidad es que no ventilamos el habitáculo antes de conducir, sino que entramos al coche, arrancamos y nos vamos.

La nueva y alarmante cuenta diaria: 68.000 partículas

Aquí viene el dato que lo cambia todo. Al combinar sus hallazgos con los de los antecedentes de la bibliografía, el equipo ha recalculado la exposición a la que nos enfrentamos de media.

En total son 68.000 partículas pequeño tamaño (de menos de 10 micrómetros) a las que un adulto se llega a enfrentar diariamente. Estas son las partículas más preocupantes, ya que al ser tan pequeñas pueden llegar hasta los alveolos y atravesar la barrera alveolocapilar formada por los neumocitos y los capilares sanguíneos. Esto se traduce en que pueden acabar en nuestra sangre.

En un menor rango de exposición se encuentran las partículas con un tamaño mayor que van desde los 10 a los 300 micrómetros. Estas al ser más grandes no llegan hasta la barrera alveolocapilar, sino que quedan ‘atrapada’ en las mucosas de las vías respiratorios superiores, aunque tampoco son inocuos, ya que se arrastran hasta la garganta y acaban en nuestro estómago.

Tiene importantes consecuencias para la salud. Esta exposición constante a fragmentos de plásticos no es inocua. Los autores del estudio recuerdan que la inhalación de estas partículas se puede asociar a daño en el tejido pulmonar, inflamación, aumento del estrés oxidativo y también a la aparición de enfermedades crónicas como EPOC.

Pero los microplásticos no ‘viajan’ de manera solitaria. Pueden transportar junto a ellos diferentes metales pesados o contaminante que se adhieren a su superficie y que una vez dentro del organismo pueden liberarse y alterar funciones endocrinas como disruptores endocrinos o aumentar el riesgo de que aparezcan otras enfermedades.

De esta manera, este nuevo estudio demuestra que todavía hay mucho que investigar sobre los microplásticos y redifine por complejo un problema de salud pública que ocurre de manera silenciosa e ‘invisible’.

Imágenes | FlyD Brock Wegner

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La noticia

Un estudio ha investigado cuántos microplásticos inhalamos a diario al respirar. Y tiene una desagradable sorpresa

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Xataka

por
José A. Lizana

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